lunes, 11 de enero de 2010

LA DIVINA PEREGRINA.

Camino de Santiago
con grande alago,
mi peregrina la encontré yo;
y al mirar su belleza,
con gran presteza
mi peregrina se hizo al amor.

fue tanta la alegría
que al alma mía,
la compañía de su amor dio;
que en la oscura baraña
de una montaña,
mi peregrina se me perdió.

Y mi pecho afligido
preso y herido,
por esos montes suspiros dio;
y a los prados y flores
de sus amores,
de esta manera les pregunto.

Quien vio una morenita
peregrinita,
que el alma irrita
con su desden,
por ver si mis desvelos;
hallan consuelo
todas sus señas daré también.

Iba la peregrina
con su esclavina,
con su cartera y su bordón;
lleva zapato blanco
media de seda,
sombrero fino que es un primor.

Tiene rubio el cabello
tan largo y bello,
que el alma en ello se me enredo;
y en su fina guedeja
de oro madeja,
su amor y el mio se aprisiono.

Es su frente espaciosa
fresca y hermosa,
donde cupido guerra formo;
allí fue vencido
preso y herido,
mi amor y el suyo se corono.

Sus ojos y pestañas
son dos montañas,
donde dos negros hacen mansión;
y en los arcos de cupido
los atrevidos,
ambos disparan flechas de amor.

Su nariz afilada
no fue sonada
que aunque mirada fama cobro;
es un cañón de plata
que a todos mata,
sin que ninguno sienta el dolor.

Su boca es tan pequeña
y tan risueña
naturaleza pudo formar;
que al decir punto en boca
mas me provoca,
por no agraviarla quise callar.

Su barba es el archivo
donde yo vivo,
preso y rendido muerto de amor;
el que a ser viene
gozo perenne,
sepulcro alegre y dulce prisión.

ES su hermosa garganta
la mejor planta,
que en los jardines sembró el amor;
que la blanca azucena
aunque con pena,
de su hermosura se avergonzó.

Lo que toca el pañuelo
no me desvelo
para pintarla lo que no vi;
que aunque su enamorado
muero abrasado,
y a su sagrado no me atreví.

Para pintar su talle
bueno es que calle,
pues mi pintura sera un borrón;
yo quisiera de apeles
tener pinceles,
para pintarla con perfección.

Perdone su hermosura
si en la pintura,
grosero ha estado mi fino amor;
por haberla ofendido
a sus pies rendido
a mi peregrina pido perdón.

fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario